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Una grieta como esta se abrirá y se … cerrará en Europa todos los días, uno detrás de otro. El tirón de Júpiter estira y aplasta el interior de esta luna creando calor capaz de derretir el hielo subterráneo. El hielo fundido forma un mar subterráneo con un agua cálida que sale a la superficie. En Europa no solo se puede ver el primer océano sino también los primeros icebergs lejos del planeta Tierra. Nos dirigimos ahora al lugar de la Tierra más parecido a Europa, se trata del helado océano Ártico. Todo lo que vemos en Europa deriva de la existencia de un océano líquido bajo el hielo y este lugar es así también aunque estamos sobre una superficie sólida, justo debajo está el mar. Los científicos vienen al ártico buscando pistas para la pregunta definitiva, ¿hay vida en Europa?, pues si halláramos vida en este ambiente extremo podríamos encontrar vida en otro mundo. Este océano Ártico congelado representa un entorno espectacular y extremo que nos permite explorar y probar los límites de la vida en este planeta lo cual nos permite a su vez pensar en los límites de la vida en cualquier otro lugar o si es posible la vida en cualquier otro lugar. En le frío ártico Jhody Demi y Ajo Eiken buscan los límites mismos de la vida, perforan el hielo cuya temperatura es de treinta grados bajo cero a la cual no se ha encontrado ningún organismo viviente. Bueno, la forma más sofisticada de buscar vida en estas muestras sería tomar una sección sin descongelar y bueno colocarla bajo un microscopio en una sala fría, mancharla con un tinte específico de ADN para que se iluminen las bacterias y ahí están. Se trata de bacterias que viven y respiran, halladas donde no debía existir organismo alguno, en un lugar tan cercano a Europa como nos es posible. Sinceramente, nunca me han sorprendido los microorganismos de este planeta porque… bueno, en realidad creo que van más allá de lo que nosotros esperamos. Tenemos nuestros prejuicios sobre lo que es demasiado caliente, demasiado frío, demasiado ácido, demasiado etc. pero cada vez que ensanchamos los límites encontramos microorganismos viviendo felices bajo esas condiciones.

Si la vida prospera en un Ártico duro y helado tal vez sea posible e incluso probable que el océano de agua salada de Europa protegido de la radiación mortal por una capa de hielo albergue el descubrimiento más trascendental de todos los tiempos. En un entorno como este donde hay una grieta de la que brota agua subiendo y bajando todos los días, me imagino varios tipos de criaturas. Puede haber alguna que se agarre al borde de las grietas, a unos centímetros de profundidad estarían a salvo de la radiación, pero siempre con luz suficiente para la fotosíntesis. Otros organismos podrían flotar en el agua acercándose a veces a la superficie y entonces al día siguiente abajo otra vez, arriba y abajo con la mezcla. Pronto sabremos si Europa alberga vida, los científicos de la NASA diseñan una sonda llamada Criobot con el propósito de explorar el mar de Europa. El Criobot se posará en la superficie aunque solo será el principio de su viaje sorprendente puesto que disipará un calentador nuclear descendiendo lentamente por el hielo. A un ritmo de veintidós metros diarios podría tardar seis meses en atravesar la espesa capa de hielo, como si fuera una película de James Bond, el Criobot se abrirá y surgirá de el un submarino armado con una cámara controlada a distancia dentro de un océano más grande que todos los nuestros juntos. El Criobot no es ciencia ficción, es un proyecto actual de investigación de la NASA que dentro de cincuenta años, tal vez, nos permita pilotar un submarino buscando vida en otro mundo. Cuando hablo a mis amigos de la búsqueda de vida en otros planetas siempre se imaginan clingons o algo parecido, yo me conformo con un poco de moho, para mí sería uno de los descubrimientos más trascendentales de la historia. Es un caldo orgánico que lleva cociéndose cuatro mil quinientos millones de años, ese mismo caldo en la Tierra estuvo cociéndose menos de mil millones de años y dio la vida, de modo que yo diría que es probable que esté ocurriendo algo muy interesante en Europa.

Nos encontramos en plena revolución, los satélites considerados antes muertos y aburridos ofrecen ahora el terreno más exótico del Sistema Solar. Hoy son las lunas las que nos llaman, solo en el último año los científicos han descubierto al menos veinte lunas nuevas, un ritmo inédito de descubrimientos. Existen pruebas de que al menos dos lunas más de Júpiter pueden tener mares y con ello la esperanza de vida. ¿A dónde iremos después? … tenemos al menos noventa y cinco mundo donde elegir.

 

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