¡Todo al revés!

Érase una vez una típica princesa de cuento con su mala madrastra y sus hermanastras. Un día, un mago se equivocó de cuento y se metió en el cuento de la princesa y como el mago era el malo de la película cambió todo y una de las hermanastras se casó con el príncipe y la princesa dejó de ser princesa para convertirse en cocinera de un asadero.

Cuando el mago iba por la calle se encontró con la hada de aquel cuento y hablaron de lo malo que era el mago. El mago lo comprendió pero como seguía siendo malo le dio igual y se marchó al cuento que le correspondía.

La hada de este cuento intentó muchas veces deshacer el hechizo pero la magia de aquel mago era más poderosa que la magia de ella, entonces la hada le contó a la princesa lo que había sucedido y la princesa al comprenderlo fue al castillo a hablar con el príncipe pero no le dejaron entrar al castillo.

Al día siguiente la princesa vio al rey y a su esposa paseando por la calle y se fue corriendo a verlos. Sin que los guardias la vieran le habló al príncipe pero el no le puso atención y entonces la princesa ingenió un plan para entrar en el castillo a escondidas. Por la noche la princesa entró a escondidas al castillo y subió hasta la habitación del príncipe cerrando la puerta con pestillo. Se quedó durmiendo en el suelo de aquella habitación y a la mañana siguiente, cuando se despertó el rey, la princesa ya estaba despierta y el rey le preguntó -¿quien eres tu?- , -¿qué haces aquí?- .
-Soy una princesa a la que tu no recuerdas pero en realidad yo era la que me tenía que haber casado contigo- dijo la ‘princesa’ y le cogió las manos al príncipe y justo llegó la madrastra ordenando a los guardias que la encerraran en el calabozo. La hada como no podía deshacer el hechizo intentó remediarlo con otro hechizo en el que el rey se convertía en la princesa y la princesa en príncipe y como la princesa se había convertido en príncipe, el supuesto príncipe ordenó que dejaran libre a la princesa. Entonces el príncipe la recordó y dejo a la hermanastra para casarse con la princesa y aquí acaba mi cuento que empezó al revés pero termina al derecho.

Dayan – 6C – 11 años – C.P. Forniés
 

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