Una vez (estar) tres hipopótamos en el río, muy aburridos. En esto (venir) un hombre y (querer) hacer una foto a las hipopótamos. Los tres le (ver) porque tenía la máquina de fotos ante los ojos. El hombre (hacer) la fotografía..., pero allí no se vio ni un hipopótamo. (Sumergirse) , y el hombre solo (fotografiar) el agua. El hombre (ponerse) a esperar. Por fin, los hipopótamos (salir) de nuevo, aunque todavía (estar) bastante metidos en el río. El hombre (echar) a correr hacia ellos. Los hipopótamos, sumergidos en el agua, abanicándose con las orejas, vieron cómo (correr) el hombre. Este (volver) a hacer la fotografía..., pero no se volvió a ver ningún hipopótamo. El hombre (volver) a fotografiar el agua. Entonces (sentarse) en una piedra y (ponerse) a esperar. Por fin, volvieron a salir los hipopótamos. Y esta vez (salir) mucho. El hombre inmediatamente (salir) corriendo. Los hipopótamos (volver) a sumergirse y, guiñando los ojos, vieron cómo el hombre (sudar) la gota gorda. Entonces el hombre volvió a hacer la fotografía..., pero no se volvió a ver ningún hipopótamo. Solo (fotografiar) el agua. Y así una vez y otra vez. Los hipopótamos dejaron que el hombre corriese y corriese, y así es que cuando (llegar) la tarde él (fotografiar) veinte veces el agua. Y los hipopótamos se pusieron muy contentos, porque (pasar) el dia entero sin aburrirse.
Úrsula Wölfel, Veintiocho historias de risa.